En la época de las telecomunicaciones por satélite, con la tecnología informática a nuestro alcance, resulta llamativa la revolución que pudo suponer para nuestros antepasados la llegada del telégrafo.

Para ellos fue como para nosotros puede ser el teléfono móvil o Internet. Es el primer sistema de comunicación rápido que se utilizó a nivel general. Hasta su aparición las comunicaciones se resumían al transporte por caminos, por tren, o por correo postal., todos ellos sistemas más lentos. De la misma manera que hoy nosotros por medio del correo electrónico o por mensajes de móvil nos ponemos en contacto con todo el mundo, el telégrafo fue el primer medio de comunicación con el que podíamos comunicar con todo el mundo de forma rápida, pero con una diferencia importante: el telégrafo utilizaba el cable como medio de trasmisión y hoy es vía satélite. Pero no era posible comunicarnos directamente entre nosotros, era necesario acudir a la estación de telégrafos para que allí el personal dedicado al efecto tradujera nuestro texto al alfabeto Morse: alfabeto que sustituye cada letra o número por una combinación de puntos, rayas y espacios.

Este sistema de comunicación llegó a Alpera a principios del siglo XX, a instancias de nuestro Ayuntamiento, siendo alcalde Presidente Don Pedro Gil Tortosa. Según los documentos que se conservan el el Archivo Municipal de Alpera, el Alcalde después de aprobar en Pleno el que se estableciera una estación telegráfica en nuestro pueblo, dirigió una carta al Sr. Director General de Correos y Telégrafos en Madrid, solicitando dicha mejora de comunicación en nuestro pueblo. Y tal como relata la mencionada carta” en virtud de lo dispuesto por la corporación” , y más adelante continúa” respondiendo a los justos anhelos de los industriales, comerciantes, fabricantes, agricultores y de cuantos en esta localidad representan progreso y adelanto”. Dicha carta de nuestro alcalde lleva fecha de 19 de enero de 1914.


Posteriormente, el Ayuntamiento de nuestra localidad envió cartas a muchos alperinos que vivían fuera comunicándoles la intención del Ayuntamiento de instalar la estación telegráfica en Alpera. A dicha carta le sucede una comunicación de la Dirección General de Correos y Telégrafos de Madrid, fechada en 7 de enero de 1915, un año después, en la que se pide al Ayuntamiento que, “ es necesario que los ofrecimientos que en ella se hacen se consignen en certificado, que remitirá Ud., de la parte de la sesión en que el Ayuntamiento acuerda sostener la casa para oficina y vivienda del encargado, y el mobiliario de la oficina...”


Junto a esta comunicación se conserva una cuartilla con la relación del mobiliario que es necesario para la instalación de la estación telegráfica. En ella aparecen varias mesas para los aparatos necesarios, para los trabajadores y para los usuarios,y “12 sillas, 1 sillón, 1 estante para libros, 2 perchas, 2 braseros con tarima y badila, 2 palanganeros con jofaina y jarro, 6 toallas, 1 reloj de pared, 1 botella par agua, 1 bandeja, 4 vasos, 2 quinqués o 2 lámparas eléctricas, 3 tinteros, 2 cartapacios, 1 espejo, 1 candelero, 1 cántaro, 1 escupidera, 1 vaso de noche”


Este material tenía que costearlo el Ayuntamiento así como la casa en la que se tenía que instalar la estación telegráfica.


En octubre de 1916 el Ayuntamiento vuelve a ponerse en contacto con los alperinos que residían fuera de la villa mediante otra carta en la que se decía:”Agradecimos el ofrecimiento hecho en su carta del enero de 1914 para contribuir a los gastos de instalación del telégrafo ene esta población...” y continúa más adelante: “ en vísperas de llegar al fin de nuestra aspiración le ruego con el mayor interés, disponga el envía de la suma en metálico que estime conveniente para el indicado objeto”


En el expediente consultado se conservan diversas cartas remitidas al Ayuntamiento de Alpera desde diversos puntos de la geografía española, desde el Congreso de los Diputados, desde el Senado, de profesionales como notarios, abogados, militares, electricistas, el vizconde se San Germán, comisionistas, industriales, maestros, ferreteros, fabricantes, etc. Todos ellos interesados por el progreso de nuestro pueblo a principios del siglo XX.


El telégrafo nació antes que el teléfono, convivió con él, y hoy prácticamente ha pasado a la historia, gracias al avance de las nuevas tecnologías que hoy nos permiten tener una comunicación directa, incluso con imagen y sonido al instante, desde nuestra propia casa o desde cualquier lugar.


Según la información recogida , la estación telegráfica empezó a funcionar entre 1916 y 1918, y conforme el teléfono se extendía fue decayendo hasta la década de los 80 del pasado siglo en que definitivamente desapareció.

 

Rafael Jara Pozuelo