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La Cueva de la Vieja, es una de las estaciones con arte rupestre más relevantes del sector oriental peninsular que, desde 1998, ha sido declarada por la UNESCO Patrimonio Mundial.

 

Ubicada en el paraje de El Bosque, es una abrigo de notables dimensiones en el que se conservan motivos pintados representativos de dos artes prehistóricos: el Arte Levantino y la Pintura Esquemática.

Descubierta en 1910 por Pascual Serrano, fue dada a conocer pocos años despues por los investigadores Henri Breuil, Juan Cabré y el propio descubridor, publicándose los primeros estudios en un presitigiosa revista francesa y logrando con ello una notoria difusión internacional.

El reconocimiento de su valor como documento prehistórico fue ratificado en 1924 al declararse Monumento Histórico Artístico de Ambito Nacional.

 

En cuanto al Arte Levantino hay que decir que es una expresión creencial de los últimos cazadores-recolectores epipaleolíticos que poblaron las sierras alperinas entre los años 10.000 y 6.000 años antes del presente.

Esta expresión plástica, exclusivamente pictórica, figurativa, monocroma, con un procedimiento técnico muy singular logrando el característico trazo de pluma levantino, conserva -en la que ha sido calificada popularmente como "una cueva de lujo"- más de 170 motivos pintados, en una notoria diversidad de tamaños y de opciones: 33 arqueros, los verdaderos protagonistas de esta cueva, apareaciendo tanto aislados como  relacionados con animales componiendo escenas cinegéticas, 13 figuras humanas además de arcos, flechas, etc. Entre la fauna pintada cabe destacar: 15 ciervos, 10 cabras, 5 toros, 1 caballo, 6 carnívoros y varios cuadrúpedos de especie no precisa. Entre estos se reconocen ciervos, los más numerosos, toros, cabras y algún caballo. En la parte central, se conserva una pareja de mujeres vestidas con una prenda que llega hasta las rodillas y ornamentos en los brazos que se relacionan escénicamente.

 

Todos los motivos son de color rojo, realizados con pigmentos minerales y pintados con plumas de ave.

 

La otra manifestación pictórica es la Pintura Esquemática. Los motivos, un total de 37, son de carácter abstracto (manchas de color), geométrico (trazos verticales, zig-zags...) y esquemático (antropomorfos y zoomorfos). Este tipo de arte es la expresión creencial de los grupos productores neolíticos cuya cronología se situa entre el 6.500 y 3.200 a. c. Todos son de color rojo y los pigmentos empleados de origen mineral. El instrumento utilizado por el artista es más variado y destaca el uso de la yema de los dedos y ramas vegetales.

 

La Cueva de la Vieja fue el lugar escogido por los grupos prehistóricos, probablemente durante milenios, para llevar a cabo una serie de rituales entre los que se encuentra la propia acción pictórica; todos los cuales forman parte del mundo de las creencias. Es un autentico santuario en el que la acción humana y el entorno natural forman una particular simbiosis.